Oh, sí, el camino continuaba; mucho más allá
del lugar en el que me detuviera. Pero, para ese momento, no me importaba.
Tanto caminara antes que la sola idea de ponerle un fin a mi peregrinaje era
más que suficiente para sentirme, por lo menos un poco, reconfortado.
A lo lejos, hacia atrás, el camino
se perdía en la infinidad del horizonte, como si una subida imaginaria del
terreno lo acercara a las alturas. Algunos pocos árboles y unos matorrales
raquíticos completaban el panorama.
No podía agregarse mucho más del
paisaje que tenía hacia el frente. Árboles similares y un poco en desnivel en
el camino, tanta similitud de un lado y del otro que fácilmente podría
confundirse de no ser por la presencia del sol. Claro que, eso también, era
relativo. Pero aún no se había percatado de que el astro en que tanto confiaba
no se movía de su posición.
Llevaba caminando el equivalente a
varios días y, sin embargo, aún era mediodía. Y sabía que lo sería para
siempre.
Mientras tuviera ojos con los que
mirar, y pies sobre los que caminar, su visión no cambiaría. No se alteraría su
versión de la realidad construida por su propia, única e irreemplazable
experiencia.
Ninguna nube cubriría aquel sol.
Nada lo distraería de su vano esfuerzo por alcanzar el horizonte.
3 comentarios:
por tanto, no hizo camino al andar porque la situación no cambió.
Todo va a seguir igual a pesar de la Huelga general? no van a conseguir nada... el gobierno continuará con su reforma laboral.
un abrazo :))
Creo que este personaje está estancado, vive como el día de la marmota, un día igual al otro.
Siempre he pensado que no hay que añorar lo caminado sino disfrutar y vivir con lo que queda por caminar.
Te he descubierto a través de otro blog, ya sabes como funciona esto, si quieres hacer camino has ta mi blog, te de jo el enlace, un saludo desde Tenerife.
http://gofioconmiel.blogspot.com.es/
Era todo un Quijote que caminó vaya a saber cuánto tiempo en un verano eterno.
Abrazo.
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