La luz difusa y perdida en la lejanía
alcanzaba, con suerte, para dejarme ver los elementos de mi labor. La cuchara
de albañil, el balde de mortero y los ladrillos que, hilera sobre hilera,
constituirían la pared. Una que se uniría al techo un poco más alto que mi
cuerpo.
Los ladrillos encajaban a la
perfección, diecisiete hileras completas, sin cambiar el contenido del balde,
sin que falte ni un ladrillo.
Escuché sonar un cascabel.
Giré hacia mi espalda y comencé mi
nueva labor.
Construir una pared con mortero y
ladrillos utilizando como única herramienta, una cuchara de albañil. Ni una
plomada ni un nivel, ni siquiera un martillo o una barreta para hacer palanca.
Sólo la cuchara.
Diecisiete hileras de ladrillos más
tarde, contemplando la perfecta armonía de los materiales aprisionados uno
sobre otro, escuché un cascabel.
Giré hacia mi espalda y comencé a
colocar mortero sobre el suelo, para acomodar la primera hilera de ladrillos,
la que ha de soportar el peso, la más fuerte, el fundamento de todo. Del balde
aún salía mortero de buena calidad y en cantidad suficiente sin tener que
raspar los bordes.
Ciento treinta y seis ladrillos más
tarde escuché, otra vez, el cascabel, la picazón debajo del oído, girar hacia
mi espalda y comenzar a echar mortero sobre el suelo.
He perdido la cuenta de paredes que
levanté bajo la misma pálida luz, si fueron diez, quinientas cincuenta o nueve
mil, no importa.
Siempre queda una más para levantar,
siempre hay mortero en el balde, la pila de ladrillos no disminuye y ruego, a
quien tenga el poder, que la cuchara no se rompa.
Nunca pensé que construirse la propia
celda fuera una tarea tan complicada.
7 comentarios:
:)
Reza y trabaja.
Cada vez que sonaba el cascabel, era como un aviso como una petición para que no dejara de trabajar, de colocar cada hilera de ladrillos. Éso es lo que hacemos cada día: caminar hacia el final y confinar nuestra libertad y voluntad en una pequeña celda...
vaya! siempre haciendonos pensar.
un abrazo
¡José,este relato pone la piel de gallina!!!!!Martha
lo cerré porque le estoy renovando la apariencia! y como blogger me anda medio mal, se está demorando el asunto ...
volveré y seré millones (?)
saludos!!!
Vaya clima que logras, un texto que envuelve al lector y lo deja casi desnudo sobre pensamientos que no atinamos a resolver.
Enhorabuena
Un abrazo fuerte.
Je, bienvenida la circularidad.
El texto es solido como la pared, bien ahi.
Salud
encerrarnos? parece que no es tan simple...
me recordaste "La música del azar", de paul auster.
me gustó tu relato
abrazo*
Es que nadie quiere poner el ladrillo final de la propia celda.
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