miércoles, 25 de enero de 2012

Mapa

Sorprendido, se quedó mirando el mapa que acababa de descubrir. El primero que veía desde su llegada a la ciudad, por motivos de puro y virtuoso turismo sexual, a pasar sus últimas vacaciones. Dejándose llevar por los rumores, las noticias con letras de molde en cuerpo treinta y ocho y los documentales educativos de la televisión digital terrestre.
Compró los pasajes, subió al avión y llegó a la ciudad tan deseada en pocas horas. Sin conocer de ella más que el nombre y algunos pocos puntos de referencia. Por que sabido es que los documentales turísticos suelen carecer de la información básica para evitar perderse en esas calles que recomiendan nunca visitar. No consiguió el mapa en el aeropuerto, ni supo el taxista, que decía conocer todos los clubes nocturnos swingers de la ciudad, dónde podía conseguir uno. Es más, afirmó, él mismo nunca había visto uno en toda su vida.
Lo cual explicaba que se perdiera tres veces al girar en calles equivocadas, volviendo un trayecto de quince minutos una odisea de más de dos horas.
Caminó, luego, durante horas cargando su escaso equipaje y su cámara de fotos esperando encontrar alguna referencia que le permitiera ubicarse en el paisaje urbano. Contempló vidrieras de ropa desagradable, huyó de librerías de saldo y su orgía de libros y palabras porque buscaba otro tipo de concupiscencia; preguntó en las sacristías de las cuatro iglesias que encontró en menos de cien metros, pero nadie podía ayudarle. O nadie quería hacerlo.
Pensó en preguntar en la comisaría, pero lo desalentó la sola visión del látigo de cuero que colgaba del cinturón del oficial de guardia junto a la puerta.
Corrió, esperanzado, hacia una oficina de turismo que encontró cerrada por duelo. Pero, unos metros más allá, se topó con una entrada al subterráneo y, sobre ella, un gran cartel con un bello mapa de la ciudad. Un punto rojo, grande, llamativo, evidente, iba acompañado de la siguiente frase: Usted no está aquí.
Sorprendido, se quedó mirando el mapa si comprender si se trataba de un error o si, efectivamente, nunca se había perdido en esa ciudad.

3 comentarios:

José A. García dijo...

Cosas extrañas ocurren en las mejores ciudades.

Lástima que Buenos Aires no sea una de ellas.

Saludos

J.

Humberto Dib dijo...

Definitivamente BA no lo es...
Buen texto, amigo.
Un abrazo.
HD

La sonrisa de Hiperion dijo...

Mapas del mundo...

Saludos y un abrazo.