Sorprendido, se quedó mirando el mapa que
acababa de descubrir. El primero que veía desde su llegada a la ciudad, por
motivos de puro y virtuoso turismo sexual, a pasar sus últimas vacaciones.
Dejándose llevar por los rumores, las noticias con letras de molde en cuerpo treinta
y ocho y los documentales educativos de la televisión digital terrestre.
Compró los pasajes, subió al avión y
llegó a la ciudad tan deseada en pocas horas. Sin conocer de ella más que el
nombre y algunos pocos puntos de referencia. Por que sabido es que los
documentales turísticos suelen carecer de la información básica para evitar perderse
en esas calles que recomiendan nunca visitar. No consiguió el mapa en el
aeropuerto, ni supo el taxista, que decía conocer todos los clubes nocturnos
swingers de la ciudad, dónde podía conseguir uno. Es más, afirmó, él mismo
nunca había visto uno en toda su vida.
Lo cual explicaba que se perdiera
tres veces al girar en calles equivocadas, volviendo un trayecto de quince
minutos una odisea de más de dos horas.
Caminó, luego, durante horas
cargando su escaso equipaje y su cámara de fotos esperando encontrar alguna
referencia que le permitiera ubicarse en el paisaje urbano. Contempló vidrieras
de ropa desagradable, huyó de librerías de saldo y su orgía de libros y
palabras porque buscaba otro tipo de concupiscencia; preguntó en las sacristías
de las cuatro iglesias que encontró en menos de cien metros, pero nadie podía
ayudarle. O nadie quería hacerlo.
Pensó en preguntar en la comisaría,
pero lo desalentó la sola visión del látigo de cuero que colgaba del cinturón
del oficial de guardia junto a la puerta.
Corrió, esperanzado, hacia una
oficina de turismo que encontró cerrada por duelo. Pero, unos metros más allá, se
topó con una entrada al subterráneo y, sobre ella, un gran cartel con un bello
mapa de la ciudad. Un punto rojo, grande, llamativo, evidente, iba acompañado
de la siguiente frase: Usted no está aquí.
Sorprendido, se quedó mirando el
mapa si comprender si se trataba de un error o si, efectivamente, nunca se había
perdido en esa ciudad.
3 comentarios:
Cosas extrañas ocurren en las mejores ciudades.
Lástima que Buenos Aires no sea una de ellas.
Saludos
J.
Definitivamente BA no lo es...
Buen texto, amigo.
Un abrazo.
HD
Mapas del mundo...
Saludos y un abrazo.
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