sábado, 19 de noviembre de 2011

El dolor, los ideales y la vejez (un título que lo dice todo)


Le resultaba muy difícil saber si el suelo sobre el que dormía se tornaba cada vez más duro o, al contrario, su cuerpo era cada día un poco más débil. Esa mañana, en la que apenas era capaz de moverse, le costaba horrores mantenerse erguido. Iba siendo hora de dejarse de juegos, se decía, y volver a los viejos tiempo en que dormía sobre un colchón de plumas.
Claro que, de hacerlo, estaría renunciando a cuanto creyera durante años. Se convertiría en un consumista más, otra vez, hundido en la depresión post-gasto y en la necesidad de sentirse un poco mejor consigo mismo donando una pocas monedas a fin de año para alguna obra de caridad sin importancia.
¿Qué hacer? Oh, si el dolor no fuera tanto. Ojala fuera el efebo que supo ser cuando joven, cuando oponerse a lo mundano y sostener ideales era fácil.
Tan fácil.
¡Oh, el dolor de espalda!
Adiós bellos ideales, hola cuerpo decrépito…

5 comentarios:

Espérame en Siberia dijo...

Jajajaja, así pasa. Los gajes del oficio.

Besos.

Cita Franco dijo...

Pero no se trata de una vida???
Tenemos que hacer nuestros ojos comunes a todo esto.
Besos
Cita

Anónimo dijo...

Cuánto hacía que no leía la palabra "efebo". Me gusta este manifiesto posmoderno. Fiel reflejo de la época. Un gusto andar por acá.

Torcuato dijo...

Y sobre todo le dolerá si está solo.

efa dijo...

Y sí, cuando el dolor acecha se agotan los ideales, o se renuevan.
Salud