—Yo puedo desenroscarme la cabeza y hacer que mi cuerpo siga caminando —dijo el nene, no tendría más de cinco años.
—¿En serio? —preguntó, atónita, la nena.
—Si.
—A ver, mostrame.
—No —respondió el nene—, ahora no tengo ganas.
—¡Ufa! —exclamó la nena llena de temprano desencanto.
—¿En serio? —preguntó, atónita, la nena.
—Si.
—A ver, mostrame.
—No —respondió el nene—, ahora no tengo ganas.
—¡Ufa! —exclamó la nena llena de temprano desencanto.
4 comentarios:
me gusta...
Y yo tengo un abuelo que cazaba elefantes en Africa. :)
Amo a los chicos!!!!!!
Bueno... a los príncipes azules no los inventaron las mujeres... jaja
Está bueno, José, hay como una doble crítica ¿no?
Eso es saber responder! Ese pibe tiene futuro.
Besos
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