Con un viejo atizador removía las brasas, desde
lejos, apoyándose en un incómodo tronco, viendo crecer y morir las llamas,
sintiendo las chispas caer sobre su piel sin darle importancia. Absorto en su
pensamiento, tan perdido en su profundidad que ni cuenta se daba que estaba
solo, que los demás se habían ido, uno a uno, arrastrados por el aburrimiento,
el tedio, la desesperación o algún sentimiento particular.
Las razones se encontraban más allá
de su interés, él tenía otras cosas en las qué pensar, en las que concentrar su
voluntad. Claro que, eso también, se encontraba en un segundo plano. Ahora
solamente miraba las llamas con la mente tan en blanco que sería incapaz de
decir, siquiera, cuál era su nombre.
Golpeaba los trozos incandescentes
de las brasas mientas ardían, sin inmutarse, sin siquiera mirar lo que hacía.
Dejándose llevar por el pensamiento, aún cuando esa palabra le resultara
extraña. Creyendo, más bien, que eran recuerdos, cosas pasadas, viejas, lo que
su mente repetía, y no pensamientos nuevos.
Así como olvidara su nombre, olvidó
llevar la cuenta de los días pasados en ese confín de la ladera. Ignoraba cuántos
hombres habían llegado a ese mismo lugar, antes o después que él, a buscar
algo, a esperar algo. A calentarse un poco en el fuego, a preparar un poco de comida.
Esas cosas no tenían ninguna
importancia.
El grupo se desmembró poco a poco,
un día se fue uno, sin decir nada. La noche siguiente se fueron tres. A los
pocos días ya sólo quedaban él, las brasas y el atizador viejo y oxidado.
Golpeaba las brasas y veía las
chispas flotar en el aire.
Aunque no fuera el primero ni el
último en llegar, sabía que de los allí reunidos había sido el elegido, de
alguna extraña manera, tal vez en medio de un sueño, tal vez de alguna otra
manera, para permanecer en ese lugar alimentando el fuego. Jugaría con el viejo
atizador hasta que el mundo llegara a su fin, hasta que su vida se acabara o
hasta que recordaran enviar a alguien más para reemplazarlo.
No importaba, golpeaba las brasas y
esperaba.
Eso no cualquiera podía hacerlo, y
lo sabía muy bien.
Sí, lo sabía bien.
12 comentarios:
Buscando en el fuego el propósito, buscándolo en la meditación con la mente incendiada.
Larga vida al fuego!
hizo lo que sabía sin cuestionar al destino, sin pensar, sin sentir...
beso*
Destino o sino... Tal vez responsabilidad... Si me voy se apaga el fuego...
Saludos
hola y gracias por tu visita,
un texto excelente, por cierto,
me gusta (siempre me han gustado)
esas imágenes "encajadas". En
éste caso, las llamas, el hombre y el atizador, es muy difícil
encontrar la conversión en el desarrollo, pero tu, lo has conseguido... Uno, la naturaleza, otro, el gran dominador de ella,
el hombre. Luego la historia.
Se nota que tienes un Don y
lo demuestras a la hora de escribir. La fluidez y el desarrollo, son una exquisitez.
Un abrazo!
Caro: Algo así, digamos. En lago hay que pensar.
Rayuela: Sin ser...
Antonio: Y si se apaga el fuego, quién sabe si algún día podremos volver a encenderlo.
J. Maseda: Gracias, muchas, por la visita y el comentario. Aunque lo cierto es que no creo que sea para tanto. Más que nada esfuerzo y dedicación de alguien que por ahora tiene tiempo para dedicarse a ello.
Gracias
J.
Si se apaga, no sé si baje otra vez Prometeo a dárnoslo.
Buen relato
Un abrazo
Siempre un placer volver por tu espacio. Genial.
Saludos y un abrazo.
Todos los fuegos, el fuego.
La paciencia es un don de pocos.
Abrazo!
Este texto es un buen relato, me recordaste a Borgues. Excelente, abrazo
Tus cuentos muestran ya una voz y un mundo propios, José; desde La Puerta y sus Reinos, ésta cualidad es más que evidente. Te sigo leyendo con deleite e interés, tanto en tus blogs como en los libros que generosamente me hiciste llegar.
Gracias,seguimos en contacto. Un abrazo.
Noelia: Es muy probable que no.
La Sonrisa de Hiperión: Gracias por la visita.
Espérame en Siberia: Todos, eso mismo.
Emilia: Y cada vez menos...
Mixha Zizek: ¿En serio? ¿Por qué?
Omar: Bueno, muchas gracias, ten en cuenta que ha pasado mucho tiempo desde que edite ese libro y comencé con éste blog.
Gracias a tod@s
Saludos
J.
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