miércoles, 1 de junio de 2011

El Diseño


Tomó entre sus finos y largos dedos, llenos de viejas cicatrices, de cortes y piel reciente, la pluma que la noche anterior dejara sobre el escritorio. Estaba abierta, de seguro la tinta se había secado en su interior, pero no le importó.
Buscó una hoja de papel en blanco, del tamaño que creyó ideal para su tarea y comenzó a tirar líneas, casi que al azar. La tinta, después de todo, no se encontraba tan seca.
Se abstrajo de los ruidos, de los golpes que llegaban desde la calle, de la ventana abierta al patio interno de la casa. No escuchaba el teléfono que colgaba junto a su oreja, ni la televisión que atronaba en la otra habitación. Años de entrenamiento, de lectura comprensiva de 1984, le había dado la clave para ignorar ese método de control tan banal y total que nadie se percataba de combatir.
Pasaron las horas del día sin que tampoco lo notara. El gráfico crecía cubriendo el papel hasta dejar pocos espacios en blanco. Un diseño compacto, complicado, lleno de significado esquizoide con aportaciones de su anterior autismo. Un diseño que nadie comprendería jamás. Él mismo no lo comprendía mientras su mente se adelantaba a su mano pensando ya en la siguiente línea.
Anocheció de pronto al oscurecerse sus ojos, cuando el último trazo cubrió ese espacio en blanco que se mantenía, hasta segundos antes, impoluto.
Abrió un cajón lleno de hojas tan cubiertas de diagramas imposibles como la que sostenía en la mano. Estudió la que estaba arriba de la pila y la que acababa de terminar. Llegó a la conclusión de que la que acababa de hacer estaba mejor que la que haría mañana, si. Pero peor que la de ayer.
Cerró el cajón y se olvidó de todo hasta la mañana siguiente.

13 comentarios:

José A. García dijo...

La decadencia nos persigue, en todo momento, en todo lugar.

Saludos

J.

Joe dijo...

Me siento totalmente identificado con ese personaje. Es un círculo similar en el que vivo, y nunca estoy conforme.

jlg

vientos de cambio dijo...

es existencial.
me gusta.
la perfección y la decadencia.
el presente, el cambio y todo lo demás.
un saludo, un placer leerte.

José A. García dijo...

Joe: Yo también me identifico con este personaje sin nombre.

Vientos de Cambio: Gracias, la idea de círculo sigue resultándome fascinante.

Saludos

J.

Mechi.- dijo...

Me gusta la idea de hacerlo con lapicera de pluma.
Los detalles son lo mas importante.

Caro Pé dijo...

La decadencia nos persigue, hay que hacer fuerza para zafar de ella todo el tiempo. No bajar la guardia.

Saludo!

Espérame en Siberia dijo...

¡Bravo!


Besos sin fecha de caducidad para ti.

Noelia A dijo...

Sep. Se parece a lo que escribí ayer. Pero el tuyo está más simbólico, de más alcance.

Saludos

mili dijo...

Es así, es una pena, pero es real.Quizás, en algún momento despertemos y podamos cambiar

Besines

Malena dijo...

En este momento, la decadencia está golpeando a mi puerta. No quiero abrirle, pero sospecho que igual entrará por la ventana.

oenlao dijo...

Felicitaciones por Gardel.

eMiLiA dijo...

Y siempre un volver a empezar, ¿no?
Qué sería de nosotros sin esos cms. de fe, o cómo sea que se llame, de que hay un mañana para otro intento.

Abrazo.

José A. García dijo...

Mechi: Desde los más pequeños hasta esos que son tan grandes que pasan desapercibidos para quien no los busca. Si.

Caro Pe: Cantaban los Héroes del Silencio que la decadencia estaba prohibido, pero, lamentablemente, nos encuentra a todos en algún momento.

Espérame en Siberia: Gracias, los sigo disfrutando.

Noelia: Podrías publicar tu texto en el blog y compararlo, aunque toda comparación es odiosa.

Mili: Ojalá que sí. Mientras tanto no hay mucho que podamos hacer más que desear lo improbable.

Malena: Hay que tapiar las ventanas y las claraboyas también. Se mete por cualquier rendija.

Oenlao: Gracias, esperemos que la racha continúe.

Emilia: Angustia es lo que hay si no podemos pensar en que el mañana será para mejor. Angustia y nada más.

Saludos y gracias a tod@s

J.