Natalia Lafourcade en Buenos Aires

Poca gente sabía que Natalia Lafourcade se encontraba grabando su nuevo disco en Buenos Aires. Un disco de temas clásicos compuestos por Agustín Lara versionados con el estilo de Natalia y producido por Cachorro López. Un disco que, esperamos, se pueda distribuir bien en Argentina y que no suceda como con los anteriores que llegaron a cuenta gotas, cuando llegaron.

Un show para menos de 100 personas, en el que Natalia respondía a los gritos desesperados de los fanáticos que la veían por primera vez después de nueve años de ausencia en el país. Un local dedicado al Jazz, supuestamente, con un clima muy especial, muy íntimo. El escenario estaba ahí, al alcance de la mano, ella estaba ahí, también al alcance de la mano irradiando la simpatía y la alegría que, pareciera, la acompañan siempre.

Claro que no estaba sola, la acompañaban sus amigas: Eli Salvaj, Daniela Spalla, Lara Pedrosa, Rosario Ortega y Lorena Mayol. Artistas que interpretaron temas propios y algunos preparados durante los ensayos de la última semana. Si, se conocieron cuando Natalia llegó al país hace menos de un mes, se juntaron y armaron un set de temas nuevos con los que deslumbraron durante la segunda parte de la noche.

Todo esto iluminado por la luna llena que nos miraba a través de la claraboya del bar dando su aprobación a semejante momento.

También, algo inesperado para todos, una persona que nadie se esperaba compartió el tema Hu Hu Hu, del disco homónimo que, según se comentó en el escenario, era la primera vez que la dupla lo cantaba en vivo. Para quien no lo sabe, ese tema lo cantan Natalia y Julieta Venegas. ¿Le faltaba algo más a la noche?

Un breve refresco y llega el segundo set de canciones, seis músicos en un escenario minúsculo, pero cargado de música, una virtuosa tecladista y una bajista que llenaron los oídos de todos con las buenas vibraciones de sus instrumentos.

Y otra vez, ella ahí, al alcance de todos, firmando autógrafos, sacándose fotos, sonriendo, repartiendo besos y palabras luego de dos extensas horas de música furiosa y reverberante. Tras un emotivo cierre de las amigas en el escenario cantando una versión muy particular del tema Puente de Gustavo Cerati, que, en cierta forma, coronó una noche llena de emociones.

Lo malo, porque siempre lo hay: el lugar; se notaba que no era un lugar originalmente pensado para recitales. Muy buen ambiente, todo nuevo y limpio, si. Pero la distribución de las mesas, el escaso espacio para moverse, la falta de agua en el baño (el mismo para hombres y mujeres), la ausencia de meseros, los precios locos de las comidas y bebidas, y un largo etc., impedían que se disfrutara lo que se había ido a ver.

Lo peor: el sonido, que acopló desde el primer tema hasta el último, como si el sonidista no conociera su propio equipo, ni el trabajo para el que le pagan. Pero refuerza la idea de que el lugar no es el adecuado para ese tipo de eventos.

Lo pésimo: La entrada decía que la noche comenzaba a las 19:30. Pero comenzó a las 21, luego de una extensa hora y media de espera. ¿Para qué dicen una cosa si después van a hacer otra cosa? Resulta necesario mejorar la organización.

Pero lo bueno siempre suma doble: La cercanía con Natalia, que se prestó a casi todo lo que le pedían los fanáticos; por fin pudimos conseguir alguno de sus discos (Hu, Hu, Hu y Las 4 Estaciones del Amor); infinidad de fotos y autógrafos.

Lo mejor: Me firmó mi cuaderno de apuntes y me robé la lista de temas… No hace falta comentar más.