sábado, 15 de enero de 2011

Un mediodía cualquiera


Traicionera… no abuses más de mí…
Estridente y casi inentendible, continuaba la canción que había hecho lo necesario para amargarme la vida: despertarme cuando las brumas del mediodía aún no se levantaban.
El mundo continuaba girando como si no le importara la vida de sus criaturas.
Desperezándome, porque ya nada podría devolverme al onírico valle de los sueños candentes, me arrojé a la calle cubierta de smog y publicidades vencidas. Con los ojos más cerrados que abiertos, miré lo que me esperaba para ese día.
No encontré nada nuevo, nada diferente; sólo la música que seguía gritando en el otro cuarto, cada vez más fuerte, más desafinada e inentendible.
Traaaaiiiiiciiionera….
Me llevé a los labios la botella que parecía atada a mi mano izquierda, y bebí, y bebí por lo que me pareció más de una hora, o un extenso minuto, sin llegar nunca al final de la botella. Bocinazos y gritos llegaban desde la esquina. Otro accidente, otra bronca mal contenida, pensé.
….No abuses….
Seguía adormilado, pero el volver a dormirme no me parecía lo suficientemente convincente como para intentarlo. Y siquiera sé si lo pensé o no. Ahora se escuchan detonaciones desde la esquina, más gritos y ruido de vidrios rotos. No me importa nada de eso.
….Más…
Para no ser menos, arrojé la botella a un costado para que se sumara a la cacofonía de sirenas, alaridos y motores rugientes; sentí que algo me picaba. Me golpeé el pecho para sacar al bicho desubicado que clavaba su aguijón en mi cuerpo.
…De mi…
Debo de haberlo matado, porque mi mano volvió llena de sangre, de mucha sangre.
¿Dónde está la botella?

9 comentarios:

Torcuato dijo...

No sé si lo entiendo pero creo que este tío se ha tirado desde la ventana.
Un abrazo José A.

Noelia A dijo...

Ay, que dolor che, hay que asegurarse de haber tirado la botella. Divertido el relato, saludos

El Titán dijo...

Los mediodías en la ciudad son medio-caos-realidad-querida-por-los-dioses-que-nos-odian...

Tres bufones muertos dijo...

Largá el vino che! basta de buscar la botella!

Anónimo dijo...

Me pinta raro el tipo este, con su botella y mano ensangrentada. La ciudad es lo menos, por eso abundan los bebedores, algunos de ellos escriben y enferman.
Interesante situación.

Joe dijo...

Me imagino que muchos creerán que vivís en el centro y que sos alcohólico.,

jlg

El Titán dijo...

maestro dese una vuelta por aqui: http://brevesnotanbreves.blogspot.com/2011/01/marzo-postnuclear-jose-garcia-gonzalez.html?utm_source=feedburner&utm_medium=feed&utm_campaign=Feed%3A+BrevesNoTanBreves+%28Breves+no+tan+breves%29

espero que le guste...un abrazo...

Hatshepsut dijo...

jaja adhiero al comentario de Jose Luis. Excelente relato!

José A. García dijo...

Torcuato: No. Salió a la calle y recibió una bala perdida…

Noelia: Habría que saber dónde cayó.

Titán: No creo que sean sólo los mediodías, creo más bien que es todo el tiempo.

Tres bufones: El vicio nunca se pierde, se olvida, si, pero siempre se vuelve.

Ro: Todos los que aceptamos vivir en una frenética ciudad, lejos de los ritmos naturales, estamos un poco enfermos. Todos, sin excepción.

Joe: Me parece que esa es la peor parte.

Titán: Gracias.

Hatshepsut: Gracias dobles.

Saludos a tod@s.

J.