lunes, 31 de enero de 2011

Ciclos


No nos engañemos. Si llegásemos a descubrir otro planea habitable para la especie humana (y suponiendo que para ese entonces hayamos desarrollado la tecnología suficiente como para viajar por el espacio y dejásemos de creer en la falsedad del alunizaje de 1969), no nos serviría de mucho. Al contrario, también lo arruinaríamos.
Talaríamos sus bosques y selvas, o sus similares en ese nuevo mundo. Solo para construir nuestros complejos habitacionales, horrendos pero funcionales, insalubres pero baratos; como los monoambientes en los que quieren obligarnos a malvivir.
Horadaríamos las entrañas del planeta buscando minerales comerciables; arrojaríamos desperdicios, venenosos o inocuos, a los ríos y mares, o como llamemos a los espejos de agua en aquel sitio.
Polucionaríamos el aire con fábricas innecesarias y mal administradas, con vehículos que arrojarían gases contaminantes a la atmósfera (único escudo natural y posible que nos defiende de las radiaciones cósmicas, recuerden ese detalle), sólo para demostrar qué tan rápido podemos correr por las carreteras y autopistas que construiremos para llegar a aquellos lugares que consideramos importantes tan sólo para nosotros.
Aniquilaríamos la fauna autóctona, por deporte, para vestirnos con sus pieles, para colgar sus cabezas en anaqueles, para que las vacas tengan más espacio donde pastar y cagar. Pero más que nada para que caguen tranquilas.
Todo porque somos hombres y a una mano anónima, en algún momento de la historia, se le antojó dejar escrito en un libro que, el hombre, es el rey de la creación.
Y nosotros, tan estúpidos como siempre, nos creímos lo que se había escrito sobre lo que se supone que en algún momento dijo un dios cualquiera.

10 comentarios:

Noelia A dijo...

Amén. Eso que contás es exactamente lo que sucede en el libro de Bradbury, Crónicas marcianas, que me gustó tanto.

Coincidencias, vas a encontrar una reflexión tácita parecida en mi post acerca de la presunta supremacía humana.

Un abrazo

Joe dijo...

Supongo que no tengo que comentarte lo que pienso acera de lo que el cuento cuanta y mi coincidencia con la idea general.

Un mundo sin seres humanos es con lo que sueño yo.

jg

Sole dijo...

Eh! yo leí crónicas marcianas y es cierto que tiene reminiscencias. (PD: la ciencia ficción no es algo que me guste mucho).
En mi opinión los seres humanos somos una especie que va a marcar un final de capítulo.
El día en que nosotros ya no pretendamos reinar en la Tierra y dejemos de existir como especie "dominante", el planeta se va a regenerar eventualmente, en realidad nosotros somos la especie más vulnerable porque no podemos adaptarnos tan fácilmente como muchas otras. (PD 2: aún así, planeo especializarme en ecología).
Ya nos llegará, pero no nos adelantemos.
Saludos.

Unknown dijo...

Y si somos un bicho de mierda...somos plagas para los planetas, como nosotros tuvimos nuestras plagas... quizás algún día el universo descubra el humanicida para nosotros y puedan vivir sus vida tranquilos...

José A. García dijo...

Noelia: Al ser uno de los clásicos más leídos del siglo XX; es un poco difícil escaparle al influyo de dicho autor. Tanto es así que el propio Borges se sintió obligado a escribir un prólogo para la edición de Minotauro reconociéndolo como una gran obra. Más allá de ello, creo que representa el pensamiento de muchos desencantados con la humanidad, porque sabemos que de encontrar otro mundo habitable, también lo destruiríamos. Más allá de que técnicamente es imposible para el hombre atravesar los cinturones de Van Allen, pero esto parece no ser tenido en cuenta por mucha gente…

Joe: No hace falta, conozco tu pensamiento muy bien, porque es similar a los que interpreto.

Sole: La especie humana es un error de la naturaleza, que el hombre intentó reparar haciéndole creer a sus congéneres que sus vidas eran obra y gracias de un dios inexistente al que le dieron diferentes nombres a lo largo del medio millón de años que el hombre es hombre (aunque al principio no era un dios, sino una diosa, porque un dios ‘’masculino’’ no tiene ningún poder creador, sólo destructor. Pero el patriarcado necesitaba una figura masculina dominante…) Cuando ya no esté la humanidad sobre la tierra, hasta el clima se corregiría por sí sólo (como ya hizo varias veces antes de la aparición del hombre).

Ivan: Ese es el problema, que no nos reconocemos como parte de la fauna del planeta, sino que seguimos creyendo que somos algo superior, más allá de todo lo natural, cuando en realidad no lo somos, y la cultura, la técnica y la tecnología son aleatorias…

Saludos a tod@s.

J.

Noelia A dijo...

No había leído la respuesta. José, no hay que escaparse de las influencias (bah, eso me parece a mí, yo siempre exscribo bajo influencias, conscientes e inconscientes) La intertextualidad es, más que una técnica, algo imposible de esquivar desde que "ningún hablante es adánico". No sé si escuchaste esa expresión alguna vez, se refiere a que utilizamos un lenguaje en el que el único original fue el propio Adán. Nos resta resignificar, rehacer.
No vayas a tomar mi manía comparatista como un acuse ni nadda por el estilo. A mí me encanta hablar de textos y a veces compararlos.
Un abrazo

José A. García dijo...

No conocía la expresión de ''hablante adánico'', aunque es interesante. Más allá de que Adán no haya sido el primer hombre ni cosa similar.

Somos parte de un mundo intertextual, hiperconectado e ''hipervinculizado'', así que es muy probable que muchos pensamos similar sin saberlo, o que escribamos cosas similares sin saber que allá, en el mundo, hay alguien más escribiendo sobre el tema.

A veces parece que no hay nada nuevo bajo el sol, es cierto, por eso tenemos que buscarnos nuevos soles...

Y no me enojan los comentarios, todo enriquece más la práctica de la escritura.

Gracias.

J.

Anónimo dijo...

Las estupidez humana no tiene límites

José A. García dijo...

Bey0indinvisible: Por supuesto que no. Por eso sigue comportándose como lo hace.

Saludos

J.

Raymunde dijo...

Creando polémica: yo sí creo que el ser humano es el rey de la creación. O de la evolución, como se prefiera. Y justo porque creo eso me avergüenza que haya tantos de nosotros que se comportan como payasos, como auténticos imbéciles, manchando y ensuciando lo que más hay que cuidar, por nuestro bien y el de todos aquellos que están por llegar.