No había dudas. Estaban en el
fondo del abismo. El radar, el mapa espectográfico, y las ventanillas, así lo
señalaban. Y, también, podían verlo.
Los poderosos
faros externos del submarino iluminaban el lecho submarino, por primera vez en
miles de millones de años. La técnica del hombre vencía, una vez más, la
sabiduría de la naturaleza.
—Es el final
—dijo el capitán.
—¡Imposible! —respondió
el Millonario, perlado de sudor y cansado de perder el tiempo—. Debe de haber
otra grieta, más profunda.
—Con todo
respeto, señor —comenzó el Capitán—. Ya hemos relevado toda la superficie
marina. Y usted sabe tan bien como yo que éste es el último sitio donde faltaba
mirar.
—Algo está mal.
Debimos haber pasado algo por alto. Es imposible.
—¿Quiere que
se lo explique, por enésima vez, que no todo lo que muestran en el cine es
verdad? —preguntó con fastidio el Capitán.
—¡No me
fastidie, Capitán! —gritó el Millonario—. Recuerde quién paga sus cheques.
El Capitán
guardó silencio mientras el Millonario se desesperaba más y más ante la
situación para él incomprensible.
—En algún
lugar del océano debe de haber una grieta, una fisura, una cueva o caverna que
no hayamos revisado —el Capitán negaba con la cabeza, en silencio—. ¡Me niego a
creer que he dilapidado millones de mi vasta fortuna en nada!
—¿Nada, Señor?
—se atrevió a preguntar el Capitán.
—Exacto, nada.
¿Encontramos lo que vinimos a buscar? ¡No! Ergo, di todo de mi parte para
obtener nada —gritó el Millonario.
—Me permito
contradecirlo, Señor. Pero gracias a su dinero desarrollamos ésta expedición,
que relevó por primera vez en la historia de la humanidad, el lecho submarino
en si totalidad…
—Minucias…
—dijo el Millonario.
—Hemos
catalogado más de 680 nuevas especies animales (casi todos crustáceos) y
plantas (todas sub-variedades de algas y plankton, es verdad, pero es
sorprendente), descubrimos nuevos minerales no ferrosos.
—Poca cosa…
—El impulso de
su fortuna, Señor, ha hecho prosperar la navegación de alta profundidad. Éste
submarino soporta 1500g. Algo impensable hace dos generaciones.
—No importa
—dijo el Millonario—. Yo quería uno de esos bichitos que mostró James Cameron
en su película, luminoso y lleno de tentaculitos para mi piscina. ¿Y qué tengo
después de diez años de búsquedas infructuosas? No se apresure, Capitán, yo le
respondo: ¡Nada!
—Muy bien,
Señor —dijo el Capitán—. Si usted lo dice, no hemos encontrado nada.
—Por supuesto
—dijo el Millonario—. Yo lo digo.
15 comentarios:
Me queda en claro dos cosas, que la guita es lo único que puede hacer que un loco sea seguido por un montón de gente sensata y que no se de que película estás hablando.
Bueno moraleja, me gustan estas fabulas nuevas.
jlg
Al final debe ser real eso de "todo depende el ojo con que se mire".
Me diste ganas de escuchar "Yellow Submarine", no se por que :)
Beso Sr!
Juaaa
Sí, la mayoría de las veces cuando se busca una cosa se termina encontrando otra, nunca se encuentra "nada"
por eso siempre hay que prestar atención!
Ya tengo un ejemplar para usted, muy señor mío.
jlg
un ricardo fort?....jajaja...
algunas cosas van mutando su valor según quien sea su dueño...
jaj, me hizo acordar a cuando los evangelistas hablan de las películas que hablan del fin del mundo..
Nunca mejor nombrado el relato, por cierto.
Jeje, muy gracioso. Recordé una frase pero no recuerdo al autor de la misma: "Si quieres saber lo que opina Dios del dinero, mira a quiénes se lo ha dado."
muy bueno (la soberbia del dinero)
d.
y así es que la vida se nos lleno de abismos...
Muy bien, Cameron no te la robaria
-- jojojo!!! Los millonarios siempre pensando en lo mas importante: las piscinas!!! jojojojo!!!
Nada pinta mejor la frivolidad con que se maneja el mundo actual que este cuento, muy bien por eso.
Saludos
Joe: Con lo de la guita tenés toda la razón. Y la película es, precisamente, 'Abismo'.
Andreita: Puede ser, no lo sé. Pero quizás alguien así lo crea.
Patto: Y es que a pesar de lo que dicen, la nada es algo, aunque esa sea ahora una frase publicitaria de una marca de zapatillas mediocres.
Joe: Gracias.
Geraldine: ¿Quién? No lo conozco, ¿tiene tentáculos en lugar de brazos o branquias detrás de las orejas?
Dreyfus: ¿Por qué? No me dejes con la intriga. Y gracias.
Hombre de Neanderthal: Muy buena la frase. Ahora sabemos que los extremos de la curva de la riqueza (los muy pobres y los muy ricos), padecen del mismo mal de la ignorancia. Aunque sus síntomas no sean los mismos.
Druida de Noche: Gracias.
Lucas Aime: ¿La vida misma no es un abismo hacia la muerte?
Oenlao: Yo no estaría tan seguro. Más sabiendo de dónde salen sus ideas...
Jota Pe: ¡Por supuesto! ¡Por que sólo cuando nadan sus egos no los aplastan!
NoeliA: Muchas gracias. Esa era la idea. En la sociedad actual no importa nada más que lo que uno quiere
Saludos a tod@s
Su relato me hace pensar , por otra parte, que sólo los ricos harán turismo en la luna. Bueno, yo siempre he vivido en ella.
Saludos,
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