Esfera

—¿Es esta? —pregunté señalando el pedestal sobre el que descansaba.

—Si. ¿No es preciosa? Es una esfera indestructible —respondió ufano tomándola entre sus manos.

—Parece de vidrio. ¿Para qué sirve?

—Sirve para guardar sueños, anhelos, deseos, pensamientos, ondas alfa, imágenes del recuerdo, historias nunca escritas, cosas por suceder… de todo —volvió a responder sin quitar sus ojos de la esfera.

—Cosas intangibles —dije—. ¿Dónde la conseguiste? ¿Te costó mucho?

—La compré en mi último viaje a Fez, por otro lado, sabes que nunca hablo sobre mis gastos. Es la última tecnología de almacenamiento. No consume energía, no se desgasta ni degrada, no le pasa nada, nunca, se mantiene siempre igual a sí misma. Me lo aseguró el vendedor, según lo que dijo el traductor que me acompañaba.

—¿Puedo sostenerla? —dije extendiendo la mano.

—Por supuesto —me respondió extendiéndola hacia mí.

Cuando dejó caer la esfera, porque él nunca tocaba a otra persona, retiré rápidamente la mano, como al descuido.

La esfera se volvió añicos contra el suelo.

—NOOOOoooooo! —gritó desgarrado.

—Te dije que era de vidrio —dije cuando dejó se apagaron los ecos.