martes, 28 de octubre de 2008

Mala Suerte


Apretó con fuerza la taza entre sus largos, suaves y finos dedos; bebió un trago más de té antes de contemplarse, duplicada, en aquel maldito invento que descansaba del otro lado de la mesa.
Pensaba, si, pensaba y un pensamiento la llevó a otro, y luego a otro viendo su imagen deformada en los límites de la visión, quebrándose, doblándose sobre sí misma.
Abandonó el  mullido asiento y se miró, una vez más, dando pequeños sorbos a la tibia bebida, con asco hacia… todo.
Ella, la imagen, la imposición, el té, su impotencia…
Y, en un impulso de desesperación, arrojó la taza contra el horrible espejo, rompiéndolo, sin temer a la mala suerte, buscando acabar, de una vez y para siempre, con el burdo ideal que no dejaba de observarla.

6 comentarios:

NaNa dijo...

MENCANTÓ.
SENCILLAMENTE GENIAL.
SALUD!!

dijo...

La mala suerte, o el destino que llevó a esa mujer a sentirse así lleva a lo del espejo a ser una insignificancia.
Magistral!!!
besos

Paula Narywonczyk dijo...

Muy bueno.
Besos!

Anónimo dijo...

¡¡Gracias Susanita!!

Enredada: ¿Destino o futilidad? Gracias por tus palabras.

Letal: Gracias

Saludos

JLV dijo...

D:
Muy bueno.
Reflejo de la angustia o el reflejo angustiado.
Me gustó mucho.
Salud.

Anónimo dijo...

JLVasconcelos: Hay un poco de ambas en la cantidad que prefiera quien lo lee.

Saludos