Esta imagen la recibí en unas de las últimas cadenas que llegaron a mi vieja casilla de correo electrónico (antes de darla de baja por la incapacidad del proveedor de solucionar el problema del spam). No sé quién es el autor, mi memoria fragmentaria me impide recordar quién comenzó la cadena pero, como la imagen me resulta interesante, se las dejo para que la vean y, si les parece, la difundan.
Lo mejor parte es la profundidad del mensaje, la verdad revelada que nos golpea el rostro como un cross de izquierda directo al mentón (Arlt, gracias por la frase).

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