…alguien poderoso te odia.
Alguien que nunca expone su verdadero rostro. Alguien imposible de vencer e,
incluso, de enfrentar. Más grande que ti, que mí, y que cualquier otro ser que
no sea él mismo. Porque él es el único, inigualable, irrepetible, el mejor en
lo que hace (si es que algo hace).
Sin
embargo, corre por tus venas el coraje heroico que nos llevará a la muerte.
La
derrota es, de por sí, segura. Pero sin una demostración inútil de valor carente
de sentido, nadie cantará nuestra canción de gesta, nadie será el anónimo autor
de nuestro propio Cantar de Rolando.
Entonces lo enfrentamos, sin saber quién es, sin saber de lo que es capaz o no,
sin saber nada de nadie; sin conocer siquiera nuestros propios límites, lo
enfrentamos.
¿Recuerdas el
lamento de Aquiles que, ya perdido en el Hades, ante la visita de Ulises, reconoce
preferir el destino de un mísero labrador vivo del ática al final de un héroe
muerto? Por lo que veo, supongo que no, no lo recuerdas.
Sonríe,
alguien poderoso te odia, a ti y a mí. Podrás llamarle Dios, Encargado, Padre,
Amigo, Universo, Supervisor, Creador, Jefe, Destructor, o de la forma en que lo
prefieras; pero, aun así, no dudará en cegar nuestros corazones.
Sonríe pues,
en definitiva, es lo único que nos queda.
3 comentarios:
Se pueden derrotar, cariño. Aunque nadie lo crea.
Si, cuesta mucho, pero da tanto placer verlos caer!
J.
Oh si!!! Eso si es cierto!
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