Esto me pasó, no me lo contaron.
Además, si alguien me lo hubiera contado, no lo habría creído posible.
Viajaba en el ómnibus
de la línea 60 (glorioso medio de transporte de la zona norte del Gran Buenos
Aires, hoy en franca decadencia, como tantas otras cosas), rumbo al CBC de la
UBA, allá por el 2002. En el mismo ómnibus viajaban otras personas que había
conocido en ese lugar de estudio y que, por casualidad, coincidíamos en el
viaje o bien de ida o de regreso, sino en ambos, o bien en alguna materia.
La cuestión es
que, debido a la extensión inusitada del trayecto debido a la proliferación de
semáforos a lo largo del mismo, compartíamos chistes y humoradas de poca
calidad. Entre los que nos encontrábamos en ese mismo ómnibus se encontraba una
chica que pretendía estudiar abogacía (a pesar de que llevaba tres años sin
poder aprobar la última materia que le faltaba del CBC. ¿Cuál era esa materia?:
Derecho).
A esa chica,
de dudosa capacidad intelectual, muy jocosamente me dirigí diciendo el que
consideraba el mejor de mis chistes de esos meses: Si un abogado enloquece, ¿pierde el juicio? Algo que todos los que
lo escucharon comprendieron.
Mi sorpresa no
fue la completa falta de risa de la chica en cuestión, si no que, a los largo
de más de tres kilómetros (unos veinte minutos), intentó dar una respuesta
desde el ámbito judicial, sin
siquiera darse cuenta de que se trataba de una sencilla broma.
Cuando
llegamos a destino y mientras aquella extraño chica continuaba hablando, opté
por detener sus parlamentos interminables para aclarar que lo que pretendía no
era más que un frustrado intento por hacerla reír, y que no se trataba del
examen final oral de alguna de sus materias. Habiéndome escuchado, la cara de fastidio
que recibí como respuesta, junto con las palabras poco halagüeñas que le
siguieron, fueron suficientes para extraer dos posibles conclusiones de aquel
accidentado viaje, las cuales compartiré a continuación:
1 – Las estudiantes de derecho no
tiene sentido del humor.
2 – La UBA hace mal.
2 comentarios:
adhiero.
Bueno, la falta de rapidez no es un patrimonio sólo de los alumnos de UBA, doy fe, di clases en 3 universidades diferentes (incluida UBA) y el 'fenómeno' se presentó en todas.
En fin... gracias por esta anécdota.
Un abrazo.
HD
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