martes, 15 de marzo de 2011

Mirón


Miraba a través de la ventana, como el personaje de aquella película de Hitchcock. De pie, tan cerca del cristal que sus pestañas lo acariciaban en cada parpadeo; la ciudad, allá abajo, en la imprecisa lejanía, se reflejaba en sus pupilas. Horas, o quizá días enteros, pasaba allí, sin apenas moverse. Estático, como un muñeco abandonado allí por algún bromista.
Sólo que no era un muñeco. Era el reflejo del hombre que había sabido ser. Los restos de un intelecto, de un físico, de un espíritu que comenzaba a despedirse de la vida.
Palabras más, palabras menos, es lo que creía ver reflejado en el cristal; cuando el sol no golpeaba de frente y podían adivinarse los contornos de los objetos. De los objetos, de los edificios y el cielo.
Cuando se detuvo allí tal vez supiera por qué lo hacía. O lo que buscaba. En ese instante comenzaron a acumularse los recuerdos, los silencios, los susurros, las melodías. Una infinidad de cosas que no hacían al momento ni a la persona.
La misma persona que pasa los días mirando a través de una ventana cubierta por el polvillo, hacia un mundo que ya no le es propio, que lo abandonó, lo despreció y que, de seguro, humilló. Ese mismo mundo que otro heredará y, también, de seguro, sabrá disfrutar.

10 comentarios:

VeroniKa dijo...

Cada vez somos mas los muertos en vida. Los abandonados, los solitarios, los incrédulos, los olvidados, los silenciados, los que ya no sueñan ni desean ni aman ni enloquecen.
Todos ellos estamos detras de las ventanas.

besitos

Geraldine, dijo...

varios nos sentimos ya fuera de éste mundo, vemos las cosas através de la ventana...nos disgusta demasiado el afuera....

El Titán dijo...

Como siempre, espectacular, muchas veces sublime...

Ah, y de paso lo felicito por Minatura...me encantó el comic...

Sole dijo...

Angustiosamente correcto. El polvillo cubre todo lo que puede, pero el peor es el de los recuerdos y no el polvo en sí mismo.Un abrazo grande.

Torcuato dijo...

No hay que ver las cosas a través de la ventana sino desde dentro de ellas.
Un abrazo, José A.

eMiLiA dijo...

Hmm, me dejó un sabor amargo.
¿Alguien habrá mirado a ese hombre que miraba?

Un abrazo!

serafin p g dijo...

se que seguido suelo decirle cosas halagadoras sobre sus relatos, pero este, es especialmente maravilloso.
saludos!

Juan Carlos Eberhardt dijo...

que tema !!! los recuerdos,la nostalgia de lo que podría haber sido,de lo que se nos paso
lloremos!!!

Daniel dijo...

Eligió ser rey en su castillo, aún con el implícito encierro...
Hoy día, comprensible.

José A. García dijo...

Veronika: ¿Cada vez somos más? O, en todo caso, ¿no serán cada vez menos los que viven de algún modo.

Geraldine: A través de una ventana muy sucia, que distorsionan, mucho, lo que sucede. Y, lo peor, no nos damos cuenta.

Titán: Gracias. A mí me sorprende tu capacidad para halagarme por cualquier cosa cuando somos igualmente creadores de maravillosas fantasías…

Sole: Es como el Kippel de las novelas de Dick.

Torcuato: La gente tiene miedo de meterse en el mundo, de relacionarse con la gente.

Emilia: ¿Qué estaría mirando a través de ese cristal? ¿Queda algo para mirar?

Serafín: Gracias Serafín.

Juan Carlos: La nostalgia será la gran enfermedad del siglo XXI. Y no es una profecía.

Daniel: Hoy día comprensible, es cierto. ¿Lo será también mañana como lo fue ayer?

Saludos y gracias a tod@s.

J.