La primera vez que repitió esa frase, como
ocurre con cada cosa que se desconoce pero se ansía, no la comprendió muy bien.
Aún así, la tomó como estandarte de
su universo personal. La repetía antes de comenzar cada actividad, cada acción,
cada reacción. Incluso delante de aquellas personas que la comprendían menos
que él. Pero no importaba. La frase, su frase (aunque fuera de autor desconocido), lo hacía sentir
mucho más seguro (de sí mismo, se entiende), más cercano a los dioses aún
siendo un simple hombre (y no una mujer cercana a la ignorada madre) y le daba
fuerzas
Si las cosas sucedían de ese modo,
alguna razón habría. La duda no lo tentaba, la emoción tampoco. Simplemente
pasaba los años viendo su cabeza poblarse de canas y su entendimiento
acercándose al cenit de su iluminación antes de que, como el astro rey,
comenzara a declinar. Nada carecía de valor, nada era valioso en demasía.
No, no lo era. Porque luego, cuando
el flujo de su sangre se detuviera, nada más habría.
Y, dicen, la vida lo hizo sabio, le
concedió los honores de la sabiduría y la soledad del anacoreta que cree lograr
algo nuevo alejándose de cuanto existe; como si quisiera aplicar todas sus
fuerzas a ignorar que cada ser vivo muere solo.
La vida le dio el entendimiento
suficiente para encontrar infinidad de sentidos a su fatuo estandarte, el mismo
que hizo labrar en su lápida y estaba en las tarjetas de participación para sus
exequias.
Tal vez alguien recuerde con
extrañeza la gris tarde de otoño en que recibió la tarjeta en la que sólo podía
leerse: En una nueva oportunidad no reside
el cambio, la ausencia ni el interés.
Pero, su nombre, como podía
esperarse, pasó al olvido.
3 comentarios:
Todos tenemos alguna que nos resuena constantemente, y que muta a medida que maduramos.
Un gusto
=)
Hay frases que las decimos,casi sin pensar,porque la aprendimos sin darnos cuenta,cuando chicos. Muy interesante tu historia. Martha
Gracias Pazchi Y Martha por sus comentarios.
Algunas frases te marcan a fuego, aún cuando no se las comprenda.
Saludos a las dos.
J.
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