Caminaba sobre arena infinita, hacia adelante,
hacia atrás, dentro un falso desierto que se contradecía con apenas mover la
cabeza hacia uno de los lados. Hacia el mar.
Pero nada de bello había en una
escena que podía pasar por idílica en el pasado, por un solitario caminante
concentrado en sus pensamientos recorriendo la playa. No, nada de eso. Nunca
más.
Le era imposible despegar los ojos
del suelo, para disfrutar del oleaje y la espuma que ya no estaban allí, de las
gaviotas y su lucha contra el viento. No podía hacer nada más que atender al
lugar exacto en el cual acabaría apoyándose su pie con el siguiente paso. Y
esto requería de toda su atención.
La playa estaba tan sucia que las
jeringas manchadas de sangre con las puntas apenas disimuladas en la arena,
eran la menor de sus preocupaciones; la mierda de perro y las botellas de
vidrio rotas tampoco tenían sentido a pesar de que avanzaba descalzo. Había
cosas peores.
Cosas que sus propios ojos eran
incapaces de describir o aceptar como reales. ¿Qué era eso, por ejemplo, que
acababa de dejar atrás? Eso con forma de triángulo, seis ojos y tan verde que
casi podía confundirse con el marrón. ¿Y lo de más allá? Parecía un trozo de
disco de vinilo viejo y rayado, pero se movía como el tentáculo perdido de
alguna criatura exótica.
La ausencia de sonido era la peor
parte.
Las gaviotas graznaban y no las oía.
El viento golpeaba la arena cacheteando
los cuerpos de los animales muertos que se amontonaban en la antigua línea de la
costa, pero él no lo sentía.
Sus pies se hundían en la frágil
arena, pero apenas lo notaba.
Una sombra gigantesca ocultó el sol
durante un segundo eterno. Levantó los ojos y no vio nada.
Se llevó las manos a los oídos, y
cuando las retiró las encontró cubiertas de sangre.
El mar golpeaba sobre la arena, en
silencio.
En silencio.
6 comentarios:
Morir no debe ser nada apacible, hermoso y agradable, por tanto, las siguientes 24 propuestas que faltan no la superaran.
Me gustó esta historia y lo peor es que puede llegar a cumplirse... hoy tengo un día desesperanzador.
un abrazo :)
este relato me dejo pensando, cuando otro muere, uno sabe que el mundo sigue, pero ¿qué pasará cuando uno muera? el mundo seguirá?
se viene la fin del mundo se viene!!
excelente texto José.
salut
La imagen del mar siempre resulta poética. Que haya debajo de él adoquines, resulta un hallazgo. Un digno final para un mundo que a cada instante da señales de que alguna vez se acabará...
el fin.
abrazo*
Qué buena esta serie de 25 finales... Espero los que faltan (¿y después? ¿el final?).
Otro saludo,
Eugenia
Esilleviana: Creo que, más bien, ya está cumpliéndose...
Serafín: El mundo siempre se está acabando, pero algunos finales son más definitivos que otros, dicen.
Adrianófanes: Pronto, según los hombres de fé que visten de blanco y se denominan a sí mismos científicos.
Rayuela: Y punto.
María Eugenia Alcatena: Después ya no habrá nada. Aunque como la nada es algo...
Gracias a tod@s por sus comentarios.
Saludos
J.
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