sábado, 5 de noviembre de 2022

Testimonial

―Él se lo buscó ―repitió antes de sorberse la nariz y escupir hacia un costado una mezcla de sangre y mocos―. No es nuestra culpa.
    Se acomodó el pelo sobre la frente antes de darse cuenta que también en sus manos había algo de sangre. Vio los raspones y cortes en su piel, era demasiada sangre para heridas tan pequeñas.
    ―¿Qué fue lo que pasó?
    ―El tipo este apareció así como de la nada ―explicó abriendo y cerrando las manos para mitigar las molestias que aún sentía―. Nos insultó con palabras, obras y omisiones haciéndose el importante, el superior a todos nosotros o algo así. Fue una falta de respeto.
    ―No tiene sentido. ¿Qué estaban haciendo ustedes?
    ―Nosotros siempre estamos acá haciendo nuestras cosas y sin molestar a nadie. Este es nuestro lugar.
    ―Es un espacio público.
    ―¿Qué importa eso? Nosotros lo usamos, todos lo saben. Siempre estamos acá. Si no estamos todos siempre hay unos diez o doce. Y no molestamos a nadie.
   ―Los vecinos no dicen lo mismo.
    ―Que se jodan los vecinos. Nosotros siempre estamos acá, este es nuestro lugar. Y cuando no estamos, también sigue siendo nuestro lugar.
    ―¿Y qué fue lo que pasó?
    ―Estábamos haciendo nuestras cosas, planeando donde ir a meter pecho, mirando a las chicas que pasaba, insultando a los burgueses, tomando unas frescas, riéndonos de cualquier cosa hasta que llegó este ―señaló hacia el suelo, hacia los despojos cubiertos por una lona.
    ―¿Los atacó?
    ―Llegó pateando las botellas. Rompió aquella de allá ―señaló unos vidrios mojados sobre un cantero―. Ahí, ¿la ve? Estaba llena. La pateó y gritó: “todos ustedes contra mí solo”. Y se puso así, con las manos así, como para pelearla. “Ustedes no son nada”, dijo también. Le dije, nos insultó, eso no se hace.
    ―¿Reírse de los demás y gritarle cosas a las mujeres no es lo mismo?
    ―No, porque eso es reírse y gritar, no insultar, no faltarle el respeto a nadie.
    ―Claro… ¿Qué pasó después de que los insultó?
    ―Nos defendimos, eso pasó. Le hicimos frente, como corresponde. Éramos diez, doce, y él estaba solo. Era grandote y pegaba bien, se la bancó bastante. Hasta llegó a pensar que sí, que nos podía copar la parada y hacernos sufrir. Pero eso le duró dos o tres golpes bien puestos, pero el palazo en la nuca no se lo vio venir. Un genio el Tuki.
    ―¿Atacar por la espalda te vuelve un genio?
    ―¡Claro! ―escupió otra vez, ahora había más saliva que sangre―. Cuando lo tuvimos en el piso no dejamos que se levantara. “Todos ustedes contra mí solo”, dijo el jetón y ahí estaba, tirado en el suelo, recibiendo patadas, piñas, rodillazos en los huevos. Le pegamos tanto la cabeza contra el piso que le saltó todo el chocolate.
    ―Le rompieron el cráneo.
    ―Eso también. Había chocolate por todas partes. Lo pateamos las bolas para que duelan hasta a los nietos. Ya ni se defendía ahí, pero no importaba, le seguimos pegando. Gemía, eso sí, pero cada vez más bajo, para que no lo escuche nadie.
    ―¿Y después?
    ―No, después no gimió más.

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Inicio del Espacio Publicitario:

En el blog literario de la Editorial Palabras Amarillas, de Argentina, se ha publicado el relato Silencio.

Pueden pasar a leer cuando quieran.

Fin del Espacio Publicitario

25 comentarios:

José A. García dijo...

Esas cosas no se hacen, no señor.

Saludos,
J.

Mujer de Negro dijo...

''meter pecho''
No entiendo la expresión...

Recién veo la diferencia entre, hacer y que te hagan. Este relato, José, me ha dejado impactada, he sido espectadora y he quedado sin saber qué decir o cómo hacerlo.

Eres buenísimo, un abrazo

mariarosa dijo...

Dos dedos de frente y esas cosas pasan. Fuerte y real.

saludos.

José A. García dijo...

María Rosa: Es cierto, este tipo de cosas pasan.

Mujer de Negro: "Meter pecho" es una expresión coloquial que se usaba (o sigue usándose) en Argentina en referencia a salir a robar. Espero que así quede más claro.

Gracias por sus comentarios.

Saludos,
J.

Mujer de Negro dijo...

Mucho mejor, lo he vuelto a leer y se perciben más matices.
Gracias, José
Un abrazo

Jose Casagrande dijo...

Si, me parece bien que le hayan dado una buena paliza a ese abusador.

Y pensar que estas cosas pasan frecuentemente en muchas partes del mundo.

Sin embargo veo que finalmente se impusieron estos chicos virtuosos que solo quieren disfrutar la vida.

Alfred dijo...

Unos pandilleros pateando un adulto abroncador.
Triste resultado para quién se erige en portavoz del sentir del parque, contra un grupo de usuarios desagradables.
La cruda vida ciudadana.

Un abrazo.

Tot Barcelona dijo...

Suele suceder.

unjubilado dijo...

¡Madre mía! Eso no es un linchamiento, eso es un asesinato en toda la regla.
Saludos

Gabiliante dijo...

Buenísima la última frase, y definitoria la primera.
Me encanta "este es nuestro lugar" en vez de "este lugar es nuestro", porque denota casi una obligación ,un deber estar, como lo de "no es culpa nuestra".
Siempre hay 10 o 12, " conservando la territorialidad.
Al i terrogador se le nota una cierta tendenciosidad, se está arriesgando un poco , diría yo.
Abrazoo

lunaroja dijo...

Un relato que hace que nos recorra un escalofrío, porque lamentablemente es una situación que se repìte con relativa frecuencia.
Estremecedor.
Saludos!

Beauséant dijo...

Algunas personas parecen ansiosas por encontrar la bala que las matará y otras personas sólo desean una excusa para empujar el gatillo....

lanochedemedianoche dijo...

El mundo gira, y gira, pero estos patoteros siguen en las esquinas esperando para hacer sus maldades.
Abrazo

Cabrónidas dijo...

La jungla de asfalto tiene sus propios códigos para impartir justicia.

Mista Vilteka dijo...

El solo contra varios históricamente ha sido una mala idea.

Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

Por acá les dicen parches, especie de clanes o tribus de jóvenes que se apoderan de los espacios públicos para establecer especies de feudos, e irrespetar a las mujeres, o al que se le dé la puta gana de joder. Un abrazo. Carlos

Manuela Fernández dijo...

La historia se escribe de esta manera, siempre tiene razón el último en llegar. En tu relato lo tenía el que fue buscando bronca primero, luego los que respondieron con otra agresión, y más tarde la tendrá el juez sobre estos que impondrá las leyes.
SAludos.

Buscador dijo...

Tengo vivencias de lo que aqui se dice salir mal descompuesto...Esas cosas pasan hasta en las mejores casas.

Un saludo de Buscador
Pasos encontrados

Luiz Gomes dijo...

Boa noite meu amigo José. Parabéns pelo seu texto maravilhoso.

Doctor Krapp dijo...

Hay formas menos violentas de buscar la muerte. Un texto tremebundo y tan real que casi sientes los golpes.

Saludos

SÓLO EL AMOR ES REAL dijo...

Una historia espeluznantemente encantadora

Paz

Isaac

Tinta en las olas dijo...

Que triste que pasen estas cosas, pero así es, por desgracia pasan.

Enca Gálvez dijo...

Según tu relato está tan bien escrito que sobrecoge parece tan real como si lo hubieses vivido, desgraciadamente estos actos pueden ocurrir en cualquier lugar y esquina de ciudad.
Saludos

Gildardo López Reyes dijo...

Esto podría pasar en cualquier parte, nadie lo dudaría.
Abrazos.

Frodo dijo...

El acento de barrio bajo pega con peores armas, pero más fuerte

Abrazos, diabólico herr J.