La sinceridad está sobrevalorada y las palabras
carecen de sentido. ¿Para qué seguir intentándolo? Hay que relajarse más.
martes, 10 de mayo de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Por alguna razón que sólo el dueño de blogger tal vez conozca, todos los textos y comentarios que publiqué desde el inicio de Proyecto Azúcar hasta principios del 2011 hoy figuran como si los hubiera realizado un Anónimo. Sepan pues, dos cosas, Uno: todos los textos publicados son de mi autoría. Dos: los mensajes firmados como J., son respuestas a los comentarios de quienes me leyeron. Los otros comentarios anónimos seguirán de esa manera. Gracias
Si no dice "esta foto es mía", es porque la saqué de la red. No son de mi autoría, ni de ningún conocido mío, no las utilizo con fines de lucro sino para ilustrar para el contenido de mis textos. Y si alguien se ofende o se molesta, problema de ese alguien.
Gracias.
José A. García
6 comentarios:
Sinceramente, tenés razón.
Pero no dejar de ser sincero. Lo que si deberíamos es naturalizar un poca mas la sinceridad.
Besos
Cita
Lo que yo digo, bueno, lo dice mi remera de Puscifer, "Fuck the calm down".
Soy sincero con quien sabe valorarlo, eso es importante.
jlg
Todo está sobrevalorado.
Yo más bien veo un error de concepto, es como que se cree que sinceridad es desgañitarse e insultar a medio mundo. Para qué, si después nadie es Rodolfo Walsh y todos se quedan mutis. Hay una diferencia entre hablar cuando es necesario y pasárselas descalificando a los otros por un complejo de inferioridad.
Malena: Gracias.
Cita: Es una opción, pero tampoco sirve decir siempre la verdad sobre todo.
Joe: Eso si es importante, para los demás siempre está la careta.
Hombre de Neanderthal: Todo, y todos.
Anónimo: Claro, cuando realmente hace falta decirlo nadie está ahí para dar la cara. Lo que importa es gritar y gritar, para después esconderse.
Gracias a tod@s.
Saludos
J.
Publicar un comentario