domingo, 28 de febrero de 2021

Crónicas Charrúas # 18

Para mi primer y único fin de semana en Montevideo me recomendaron que visitara la Fortaleza de Artigas, hoy museo, en el Cerro de Montevideo —definitivamente se habían enterado de mi interés por las cuestiones históricas, por lo que todas las sugerencias rondaban esa temática que si bien es cierto que me interesa (por algo soy profesor de historia), intentaba descansar de ella en mis vacaciones. Cosa que no me fue posible, y ahora voy a cerrar esta aclaración porque se está haciendo demasiada extensa y ya dejó de aclarar nada—, pero quien así lo propuso olvidó, tal y como yo lo hice, averiguar si la Fortaleza se encontraba abierta al público los fines de semana de enero.
    Como mencioné en la crónica anterior, ningún sitio que responda a la administración estatal se encuentra abierto en enero en América del sur, ni tan siquiera por error —al menos en la época de los hechos aquí narrados (siempre quise usar esta expresión, ya era hora de hacerlo)—. Por lo que la visita resultó en un fracaso a medias ya que si bien no pude ingresar a la fortaleza sí pude pasear por las calles de Cosmópolis que es un excelente nombre para un barrio, una ciudad o una civilización entera. Aunque abandoné la idea de regresar caminando desde el Cerro hasta el hotel en la Ciudad Vieja a mitad de camino, cuando me percaté del estado de mis pies tras las caminatas de los días anteriores.
    La recomendación para el día domingo era bastante diferente porque la feria de Tristán Narvaja sí funciona durante enero, aunque me llevé la sorpresa de que el nombre se debía a la calle donde se encontraba y no porque el tal Tristán fuera su organizador.
    La feria sorprendía por la cantidad de rubros que participan de ella —pueden chequearlo por internet, la lista no deja de extenderse—. Incluso era y es posible encontrar el coso del cosito que va en la cosa sobre la otra cosa; todo lo que sabías y no sabías que necesitabas o que existía se encontraba allí.
    Pero la recomendación venía del lado de mi segundo gran interés —o primero dependiendo de la época del año—, que es la literatura. Porque la feria tiene un espacio dedicado exclusivamente a los libros usados sobre una calle en la que también se encuentran varias librerías de viejo. Quien me recomendó aquella visita sabía muy bien lo que hacía.
    Así volvió a suceder que al regresar mi valija pesaba bastante más que al momento de irme, y no porque la trajera cargada de regalos y souvenirs para cada uno de mis conocidos, incluyendo el portero del edifico del primo del vecino de la casa de mi tío. El peso extra eran todos esos libros que había podido conseguir por unos pocos pesos uruguayos y que pasaron a formar parte de mi biblioteca sin la menor dificultad.
    Desde entonces sostengo que debería construirse una estatua para el anónimo fundador de la feria, y ubicarla muy cerca de la de Artigas, porque forma parte del corazón de la ciudad tanto como el prócer; aún cuando todavía no cuente con el reconocimiento oficial que le corresponde.
    Luego de tanto caminar no me quedó más opción que reconocer que había sido una buena idea pasar en Montevideo un par de días —pero no demasiados.

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13 comentarios:

José A. García dijo...

Regla N° 1 para visitar Tristán Narvaja: No se habla de lo que pasa en Tristán Narvaja.

Regla N° 2 para visitar Tristán Narvaja: No se habla de lo que pasa en Tristán Narvaja.

Saludos,

J.

Tot Barcelona dijo...

Uno de los problemas de los viajeros lectores, es sin duda, que al que no le guste la nueva tecnología, debe de arrastrar sin duda, una maleta sólo de libros, que suele ser más pesada que el conjunto de las demás maletas.
Un abrazo
salut

mariarosa dijo...

Que bueno haber encontrado esos puestos con libros viejos. Tienen olor a historia y da placer leerlos.
Me sorprende que en enero los lugares con historia estén cerrados, es tiempo de vacaciones y siempre resulta interesante recorrerlos.

mariarosa

lunaroja dijo...

Tus viajes a tierras charrúas,me llevan a mi propio pasado!
esas librerías! Cómo olvidar la sensación,el olor, esa especie de ritual que era entrar a hojear libros.
Y la expresión " el coso del cosito" me trajo a mi viejo,intentando explicar lo que buscaba...
Gracias Jose.

JLO dijo...

Las ferias de cualquier tipo son el alma de un pueblo, ciudad o lo que sea. Y los libros una debilidad.

Con solo un fin de semana en Montevideo hiciste 15 entradas? Tengo que ir jaja... saludos

Manuela Fernández dijo...

Te entiendo, yo de vacaciones siempre regreso con objetos antiguos de segunda mano, por eso llevo siempre poco equipaje, preparándome para la vuelta.
SAludos.

jfbmurcia dijo...

A mí me encantan las librerías de segunda mano, y más allá de buscar los libros impolutos prefiero aquellos que tienen inscripciones, o dibujos, o incluso, como me ha sucedido algunos casos, fotografías de familia agazapadas entre las hojas... Un abrazo.

vodka dijo...

conozco montevideo pero no esa feria.Lo anoto.

ოᕱᏒᎥꂅ dijo...

Creo que es la combinación perfecta para conocer una ciudad, por el día visitar lo más interesante, en cuanto a cuestiones histórica, y por la noche en bebernos de sus gentes como sus tradiciones y sus fiestas
Que la maleta pesa demasiado? pues ponle unas ruedas!
besos

Frodo dijo...

Cosmópolis, precioso, poético.

De vacaciones me gusta hacerme de algún libro bueno y gordo, y devorarlo antes de volver.

Mi paso por Montevideo fue incluso más fugaz que el tuyo, pero algún día volveré.

Tristán Narvaja suena a canción de salsa centroamericana

Abrazos Profe diabólico!

Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

Sorpresas te da vida. Esa feria fue una especie de oasis, en medio de la frialdad de otros espacios culturales, por ser el inicio del año. Un abrazo. Carlos

Gra dijo...

Hola Jose!!
Creo que aun si estubiera abierto el Museo o Fortaleza de Artigas tenes que sacar turno anticipado por internet, por lo menos te dan de acq un mes, por la pandemia hay un limite de permisos para ingresar. Asi es aca en espacios cerrados.
Excelente esa feria ne gustan asi que tengan de todo hasta lo mas insolito y si te gustan los libros la proxima una maleta extra. 😀
Un beso Jose y buen regreso.

José A. García dijo...

Tot Barcelona: Nunca será lo mismo un libro digital que un libro físico. Son universos incomparables, incluso aunque se trate del mismo texto.

María Rosa: Suele estar todo cerrado si dependen del Estado. En BsAs pasa lo mismo con la mayoría de los museos. Eso no es sorpresa.

Luna Roja: Cierto, los libros viejos tienen un componente extra que se suma a lo que quieren contarnos. Eso los libros digitales no lo tienen.

JLO: Cierto, pero hay ferias y ferias. No son todas las crónicas sobre Montevideo, pero sí hay varias sobre esa ciudad

Manuela Fernández: Creo que no hay forma de evitar que ocurra ese tipo de cosas, uno siempre vuelve más cargado de lo que se fue.

Jfbmurcia: Recetas de cocinas, cartas de amor (u odio), hojas secas, aromas de otras tierras…

Vodka: Es recomendable, sí.

Marie: Siempre puede conseguirse una maleta más grande.

Frodo: Claramente también llevo mi propio libro, pero un libro llama a otro, y ese otro a otro más y cuando te queres dar cuenta tenes como 15 en la valija. Y así no hay presupuesto que resista.

Carlos Augusto: Seguramente lo es y lo seguirá siendo mientras siga en pie.

Gra!: Tal vez sea así pero cuando me tocó ir la persona que me lo recomendó no me avisó de esa particularidad, o porque en esa época era diferente o porque no lo sabía. Pero gracias por la información.

Gracias a tod@s por las visitas y comentarios.

Nos leemos,

J.