domingo, 28 de julio de 2019

Manualidades


—La idea la tomé de algo que vi en el escaparate de una tienda —dijo en voz alta—; y me pareció interesante hacer algo similar.
            En la mesa se acumulaban trozos de cartón mal cortado, retazos de telas de diferentes colores, pomos de pintura y varios pinceles tan sucios como sus manos. El pote de pegamento se encontraba peligrosamente cerca del borde de la mesa, pero no parecía darse cuenta de ello.
            —Claro que era más fácil comprarlo terminado, pero no hay nada de divertido en ello. Además, llevaba mucho tiempo sin usar la manos para nada útil.
            A punto estuvo de cortarse el dedo con las tijeras cuando remató una punta del cartón que no quería quedarse en su sitio a pesar del pegamento y los ganchos que había utilizado sobre ella. Apenas sí se percató del peligro, continuó tomando uno de los pinceles cargados de pintura para comenzar a dibujar las letras en la superficie de cartón.
            —Hacer las cosas que se quieren tiene un sabor diferente a comprarlas ya hechas. Siempre lo he dicho, aunque algunas veces no es fácil hacerlo de ese modo.
            Con mucho cuidado pintó los detalles de las letras que delineara antes con un fino lápiz negro, no quería salirse del diseño que había pensado para que el resultado final fuera lo más parecido a lo que imaginara. Sabía que habría errores, era inevitable, pero no por eso dejaría de intentarlo.
            Terminó con una letra y pasó a la siguiente; luego a la que otra.
            Continuó hasta terminar con los pocos colores que le quedaban cambiándolos o combinándolos allí donde se le agotaban o los pinceles decían basta. Pero, a pesar de las dificultades, completó su dibujo.
            —Creo que es de lo mejor que he hecho, considerando los materiales con los que cotaba —dijo sonriendo.
            Dejó los pinceles a un lado y se concentró en decorar el cartón de la caja con los retazos de las telas que tenía preparado para ello.
            —El diseño será sumamente personal, se parece muy poco a lo que vi en ese negocio, pero tampoco quería algo pensado alguien más y estampado sin ningún otro interés más que el vender el producto. Quería algo más… Real —dijo sin dejar de atender a la gruesa aguja que atravesaba el cartón hacia adentro y hacia afuera.
            Varias veces se pinchó la yema del pulgar derecho antes de terminar con las telas y acomodar en su lugar la tapa de la caja, con su pintura ya seca. Formaban un conjunto llamativo la parte inferior de la caja decorada con telas de colores mal cocidas al cartón y la tapa pintada con restos de tempera.
            —Perfecto —dijo al colocar la tapa y leer en voz alta—: Recuerdos de momentos felices. Perfecto.
            Se levantó y comenzó a guardar los elementos que había utilizado para concretar el pequeño proyecto. Desechó los pomos de pintura vacíos, los pinceles rotos, los retazos de tela que ya no servían para nada, junto con los restos mal cortados del cartón. Solamente dejó la caja en el centro de la mesa. Se lavó las manos y volvió a sentarse en la misma silla que ocupara antes. Entrelazó las manos, miró el resto de la habitación vacía y dijo:
            —Ahora solo falta encontrar algo con lo que llenarla.

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Inicio de Espacio Publicitario:

En el número 2 del segundo año de la revista digital de ciencia ficción Teoría Ómicron (Ecuador), se publicó el relato Sólo chatarra

Pueden pasar y leerlo cuando gusten.

Fin de Espacio Publicitario.

15 comentarios:

José A. García dijo...

Las veces que habremos sentido algo similar...

Saludos,

J.

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Me preguntaba para donde iba ir tu relato, colega demiurgo.
Y resultó que logró terminar esa caja para recuerdos felices, sin tener esos recuerdos.
Bien contado.

Saludos.

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Hacerla la caja tal vez le haya dado algo de felicidad. ¿Pero como meter la caja dentro de si misma? Pregunta que haría un topologo, alguien con interés en la cinta de moebios, la botella de Klein, etc.

lunaroja dijo...

Qué relatazo!!
Me ha mantenido pegada al texto sin poder hacer pausa.
Tremendo final, realmente un cuento precioso!
Muy muy bueno...
Un saludo!

Guillermo Castillo dijo...

La riqueza está en las ideas no en lo material.

Saludo amigo desde Colombia.

Mujer de Negro dijo...

Un trocito de esa tela sería ideal para llenar ese espacio vacío, como inicio de los futuros recuerdos

mariarosa dijo...


El creador disfruta de sus obras. Y lo que falta es un pequeño detalle.
Mariarosa

unjubilado dijo...

Yo lo rellenaría de frases agradables para ver si ellas solitas se ponían de acuerdo y componían un libro, para poder decir que lo había escrito yo.
Saludos

Ginebra dijo...

Alguno encontraría ¿no?. Sería triste que después de tantas molestias manuales no los hubiera:))).
Saludos

Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

Qué bien: la felicidad de querer guardar la felicidad. Un abrazo. Carlos

Frodo dijo...

Excelente. Para todo lo demás, existe Mastercard...

Abrazo

ოᕱᏒᎥꂅ dijo...

pues yo la llenaría complet ....
eso si, también tendría otra para los malos...
Besos

Doctor Krapp dijo...

A medida que leía llegue a pensar que se trataría del propio féretro pero afortunadamente solo eran momentos no vividos. Es original, debería montar un taller y exportar su invento. Tendrá éxito asegurado y alcanzará alguna forma de felicidad.
Saludos

lanochedemedianoche dijo...

Hay personas especiales con nada hacen cosas sorprendentes.
Abrazo

Recomenzar dijo...

Te mando flores aquí es verano