domingo, 10 de diciembre de 2017

Sueños Breves # 16


En la puerta de una inmensa librería habían colgado un cartel que decía: Se regala Libro. Por lo que no pude evitar ingresar al comercio y descubrir que se me habían adelantado una media docena de personas, más o menos, que miraban con caras en diferentes grados de desesperación las estanterías cargadas hasta rebosar de libros.
            —¿Regalan libros? —pregunté al ingresar sin siquiera saludar al vendedor que allí me esperaba. Su rostro, vagamente familiar, no me resultó fuera de lugar.
            —Si —respondió sonriendo de tal manera que parecía mostrar más dientes de los que efectivamente tenía.
            —Pero los regalan. Me los puedo llevar a mi casa y no devolverlos nunca…
            —Sólo uno por cliente —dijo el vendedor.
            —¿Sólo uno? —pregunté repitiendo sus palabras.
            —Así es. Además, el libro que se lleve de aquí será el último libro que usted tendrá derecho a leer por el resto de su vida. Ya no podrá cambiarlo, ni adquirir ningún otro. Por otro lado, en el mismo momento en que se decida, su biblioteca personal será confiscada y ninguno de sus libros le serán devueltos jamás —dijo sin perder la sonrisa—. Por último, no puede abandonar el local sin un libro. Son las reglas.
            —¿Cómo…? —pregunté sin comprender.
            El vendedor se limitó a continuar sonriéndome.
            Me dispuse, pues, a mirar uno por uno los lomos de los libros que allí se encontraba. Tal vez algún día, alguna noche, en algún momento, lograra finalmente decidirme.

2 comentarios:

José A. García dijo...

Sigo pensando por cuál ne hubiera decidido de haber durado un poco más el mismo sueño...

¿Ustedes saben qué se habrían llevado?

Saludos,

J.

Dyhego dijo...

Yo lo tengo clarísimo.
Prefiero comprar libros.