sábado, 19 de julio de 2014

Principios

El letrero que pendía sobre la entrada de ese edificio de la Universidad me movía a risa, a la carcajada mal disimulada como una tos inesperada. Una burla, eso me parecía. Porque imponía una mentira sobre las concepciones del conocimiento. Arrojaba un manto de odio y prejuicio sobre aquellos que ignoraban la calidad de las palabras.
            Odiaba ese letrero, odiaba ese edificio, y odiaba a la universidad que permitía y financiaba su funcionamiento. Un odio profundo, sempiterno, duradero. Un odio que nacía de las burlas y la incomprensión con que ellos tiñeron mis teorías, mis propuestas de trabajo y mis ideas sobre el saber.
Si ni siquiera me habían dejado concluir la lectura de mi tesis sobre La inexactitud de los números exactos, que los gritos de los matemáticos, de los doctores en física, en química, en series de televisión y películas de zombies, comenzaron a reír.
No me expulsaron como todos aseguran, me fui por mi propia cuenta; sabiendo que mi tesis era correcta, y que el maldito letrero de ciencias exactas sobre la entrada del edificio era la más absurda y vil de todas las patrañas que puedan existir en éste inusual mundo.
Yo lo sé.
Ustedes lo saben.
Ellos, en cambio, prefieren continuar en la ignorancia.

7 comentarios:

la MaLquEridA dijo...

Yo no sé nada, lo juro, ni de números exactos ni de ciencias, mire usted que por no querer saber soy lo que soy.

la MaLquEridA dijo...

Como no sé si se mandó mi comentario decía que Yo no sé nada, ni de números exactos ni de ciencias, que mire usted que por no querer saber soy lo que soy.

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Me intriga cual será el fundamento del personaje.

Xindansvinto dijo...

El principio de incertidumbre o el de incompletitud, por poner dos ejemplos típicos, dejan un amplio margen para seguir abordando los paisajes epistemológicos de la ciencia por nuevos caminos y paradigmas; pues el saber es complejo y lo exacto limitado (o, lo que viene siendo lo mismo, contranatural).

Humberto Dib dijo...

Me gustó la idea, pero más me gustó cómo está escrito. Muy bien.
Un fuerte abrazo.
HD

BEATRIZ dijo...

Concuerdo contigo. Toda mi vida lo supe en el fondo, lo aberrante de la supuesta exactitud, causa que nunca pude desarrollar aptitud para las matemáticas, pero no todas, algunas me siguen siendo estimulantes por su falta de arrogancia, especialmente la física aplicada.
Recientemente inicie un nuevo trabajo de apoyo en un sistema escolar, allí conocí a una maestra de ecología de la tierra y me maravilló su forma de aconsejar a los estudiantes de preparatoria, los instigaba a cuestionar la ciencia, las ciencias, sobre todo las ramas históricas como la antropología, la geología, etc, que se basan en tesis de situaciones presentes para asumir cómo era el mundo millones de años atrás, las reacciones que tuvo, cómo se propició la vida y la "supuesta" evolución humana, así que escuché su clase aplaudiendo por dentro.

Saludos, muchos.

thor_maltes dijo...

Si supieras lo que decía un profesor de mi facultad en sus clases, para motivarnos. En sus propias palabras, éramos la crema y nata de los intelectuales venezolanos; quizás un intelectual puede estar desempleado, con empleo pero al cual es sobrecalificado, pero intelectual al fin y al cabo. Ya que si comparamos un universitario con los políticos venezolanos ¿Acaso hace falta ver quien es el intelectual?