jueves, 27 de junio de 2013

Trilogía de la Credulidad - Episodio I


Existe un tipo de hombre (que también puede ser mujer, pero que nunca, nunca, será niño), que tiene el defecto de la credulidad.
Así como lo oyen. Es capaz de creer en cualquier cosa que se le diga, escuche, lea o sienta con su piel. Nunca pone en duda nada.
Bueno, casi nunca, porque el defecto más grande dentro del defecto de la credulidad es que quien lo padece, no cree, ni a la larga ni a la corta, en sí mismo.

5 comentarios:

Don_Mingo dijo...

De acuerdo contigo... yo por si las moscas creo en todo mientras ello no implique ningún esfuerzo en comprenderlo

Manco Cretino dijo...

¿Incredulidad personal ó inseguridad?
...
¿Cómo le va, tanto tiempo? He andau cortado al ingresar en el mundillo feisbuquiano (donde tampoco aporto demasiado). ¿Se fué del todo de Una revista..., para el aniversario de la última publicación? Je.
Un (medio) abrazo, doctor.

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Interesante planteo. ¿La excesiva credulidad derivan en incredulidad?

José A. García dijo...

Ustedes dicen que es raro porque todavía no lo conoce. Lo loco es que ni él (ella) mismo(a) sabe qué es. Nada, ni siquiera una pista.

Saludos

J.

thor dijo...

Y generalmente las personas aqui descritas son los que votan por el lider caudillesco de turno esperando que cumpla con sus promesas y qu ehaga valer la hombría con la que se vende en días de votaciones.