miércoles, 10 de abril de 2013

El Muerto

Era hombre muerto. Lo sabía mejor que nadie, que ellos y que nosotros. Pero no se inquietaba por esas nimiedades. La vida es una circunstancia pasajera, decía. Lo que importa, decía también, es la leyenda.
La misma que labraba casi paso a paso, en secreto. Sin que nadie más que él supiera qué hacía, o por qué hacía lo que hacía. Nada.
El silencio era su gran aliado.
Los rumores infundados sus amigos de toda la vida.
La historia crece y se dispara en múltiples direcciones, todas posibles, todas verdaderas. En cada versión de los hechos él, el muerto, era parte de ellos, siempre presente, antes que nadie, después que todos. Testigo único y primordial de la vida.
Dicen que él inició el libro de la vida, que produjo la primera muerte, la caída y la ciénaga sobre la que todavía nos revolcamos.
La guerra es su juego; la lujuria su pasión.
Las mujeres no le rehúyen por contrahecho, al contrario, lo aman el doble. Por esto es que al resto de los hombres nos cuesta tanto conquistarlas y a ellas les duele tanto entregarse.
Cómo no ha de ser así si somos tan poca cosa y ellas ya conocen la leyenda, el mito, el dios, la sangre, que nosotros nunca podremos darle.

6 comentarios:

José A. García dijo...

lustra ésta entrada: El Bufón 'Calabacillas', de Diego Velázquez.

Suerte!

J.

Xindansvinto dijo...

Como dijo Montaigne, la vida depende de la voluntad de los demás, la muerte de la nuestra.

Geraldine, dijo...

Los demás son aveces quienes nos dan relevancia o nos tiran al olvido...eso no depende de nosotros....ese cuadro, ese rostro me inquieta...no tiene un rostro entre la taradez y la burla?

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Con razón. ¿Habrá mujeres que se conformen con demiurgos?

Esilleviana dijo...

Es difícil ser una persona aventurera, burlesca, inquieta y vividora. De ahí que en el fondo todas/os deseamos ser lo que nunca alcanzaremos??

un abrazo :)

thor dijo...

Parace sacado de un relato del oeste el texto.