viernes, 25 de enero de 2013

Casi Estatua

Hay un secreto a voces que corre de atelier en atelier, pero al que nadie atiende por creerlo un rumor infundado. Yo, por mi parte, creo que, como todo rumor, algo de veracidad ha de tener. De otro modo su persistiría resulta inexplicable; pues la mentira se aburre y se cansa pronto.
Tengo la vaga esperanza de que sea cierto, para poder, de este modo, cumplir mí sueño.
Dicen que lo normal es que los escultores usen a una persona como modelo para sus obras, y que modelen los materiales a partir de lo que ven. Ese, se supone, es el método tradicional.
El rumor, por otra parte, dicen, que sólo los grandes maestros logran lo contrario, crear una persona modelando los materiales, o más, alquímicamente hablando, convertir al modelo en la propia obra, para que viva en la eternidad del mármol o en la fría decadencia del bronce, mientras la obra perdure intacta.
Suena a mentira y a blasfemia, lo sé.
Pero he sentido cosas extrañas cuando, en secreto, casi siempre a la hora del crepúsculo y escapándole a los guardias de seguridad de los museos, acaricio levemente las estatuas allí expuestas sintiéndolas respirar, mínimamente, como con disimulo, como queriendo esconder esa otra parte suya tan real como la fría superficie.
La mayoría de las pocas veces que lo sentí, se parecía a un latido, aun cuando no sea el centro de la obra donde alcanzo a tocar con mi mano. De todos modos, puedo sentirlo.
Tentado por la inmortalidad del mármol, por la prestancia del bronce, por el poder del oro y la calidad del acero, añoro eso para mi futuro.
He comenzado a recorrer los talleres de los grandes artistas, sin dejar que las bromas me desalienten, ni tampoco sus insultos. Sé que cuanto menos lo espero, cuando el deseo se encuentra casi olvidado, daré con él. Encontraré, por fin, al artista que, ignorando de lo que sus manos son capaces, me transfigurará en una obra de arte.
La que será, sin lugar a dudas, la mejor de todas.

11 comentarios:

José A. García dijo...

El que diga que hablo de mí mismo en éste texto literario, no va a estar tan errado.

Para ver la imagen en grande, sólo tienen que tocarla.

Saludos!

J.

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Hay un capitulo de La Dimension desconocida de los 80 (La llamada), que trata sobre algo parecido. Un personaje gris se enamora de una mujer que conoce solo por telefono, por marcar mal un numero. Y resulta ser una escultura que representa a una escultora, que sigue viva en su obra.

José A. García dijo...

Gracias por el dato.

Yo veía la otra DD, la de los 50-60. La del 80 es más difícil de encontrar por estos días en el cable...

Pero de todos modos voy a intentar encontrar el capítulo y verlo.

Y siempre digo que nadie cuenta anda nuevo cuando escribe. Siempre vive algún refrito.

Saludos y gracias por la visita.

J.

Manco Cretino dijo...

En mi pueblo hay un monumento que despierta sospechas varias. Es dedicado al inmigrante y lo conforman un matrimonio y su pequeño hijo. Se rumorea que durante las noches sacan de su pobre valija un trozo de pan y cortan algo de queso, que le dan al niño. Nadie lo ha visto en realidad, pero por las mañanas a los pies de la criatura se hallan migas de piedra.

Unknown dijo...

Es curioso, porque a mi me sucede lo mismo con esas estatuas altas, dignas, que miran a la eternidad sin doblegarse, lástima que casi nunca te dejen palparlas porque seguro que nos contaría más con el tacto que con su mirada fría y su porte de pose.
Gracias por tu visita, ha sido un placer encontrar donde dejar granitos de azúcar que nos endulcen la vida que para amarguras ya nos sobran, me quedo por aquí curioseando en este atelier de palabras y a partir de hoy, soy otra seguidora de tu obra.
Besos de gofio.

Humberto Dib dijo...

Te comprendo, José, pero tal vez quedes atrapado en algún bello texto más que en una estatua, sería cuestión de encontrar quién lo escriba. Tal vez una mujer lo haga mejor.
Un fuerte abrazo.
HD

peregrinopurpura dijo...

Me gusto! Voto a Pigmalión!

Saludos!!

Esilleviana dijo...

La verdad es que si lo piensas friamente, sería un modo económico de ahorrar espacio y terreno a las ciudades para deshacerse de los fallecidos, disminuirían los cementerios :))

un abrazo

ps: no he encontrado el libro. Lo siento.

taty dijo...

Las esculturas deberían estar hechas para tocarlas; del resto no son sino materia inerte.

El Gato de Botero estuvo en Caracas algún tiempo, intocable (y yo con tnats ganas!). Luego lo vi alrededor de las Ramblas de Barcelona hace unos años. Le di tantos abrazos que me parece que hasta ronroneó.

Saludos.

BEATRIZ dijo...

Pues si es rumor, le creo, las obras de escultura tienen latido, y eres afortunado porque no todos pueden escuchar ese latido oculto en la materia.

Saludos y un placer.

José A. García dijo...

Gracias por sus comentarios gente!

El tener lectores tan atentos y capaces de darle una explicación diferente a mis historias, me dan muchas más ganas de continuar escribiendo.

Saludos a tod@s!

J.