Traicionera… no abuses
más de mí…
Estridente y casi inentendible,
continuaba la canción que había hecho lo necesario para amargarme la vida: despertarme
cuando las brumas del mediodía aún no se levantaban.
El mundo continuaba girando como si
no le importara la vida de sus criaturas.
Desperezándome, porque ya nada
podría devolverme al onírico valle de los sueños candentes, me arrojé a la
calle cubierta de smog y publicidades vencidas. Con los ojos más cerrados que
abiertos, miré lo que me esperaba para ese día.
No encontré nada nuevo, nada
diferente; sólo la música que seguía gritando en el otro cuarto, cada vez más
fuerte, más desafinada e inentendible.
Traaaaiiiiiciiionera….
Me llevé a los labios la botella que
parecía atada a mi mano izquierda, y bebí, y bebí por lo que me pareció más de
una hora, o un extenso minuto, sin llegar nunca al final de la botella.
Bocinazos y gritos llegaban desde la esquina. Otro accidente, otra bronca mal
contenida, pensé.
….No abuses….
Seguía adormilado, pero el volver a
dormirme no me parecía lo suficientemente convincente como para intentarlo. Y
siquiera sé si lo pensé o no. Ahora se escuchan detonaciones desde la esquina,
más gritos y ruido de vidrios rotos. No me importa nada de eso.
….Más…
Para no ser menos, arrojé la botella
a un costado para que se sumara a la cacofonía de sirenas, alaridos y motores
rugientes; sentí que algo me picaba. Me golpeé el pecho para sacar al bicho
desubicado que clavaba su aguijón en mi cuerpo.
…De mi…
Debo de haberlo matado, porque mi
mano volvió llena de sangre, de mucha sangre.
¿Dónde está la botella?
9 comentarios:
No sé si lo entiendo pero creo que este tío se ha tirado desde la ventana.
Un abrazo José A.
Ay, que dolor che, hay que asegurarse de haber tirado la botella. Divertido el relato, saludos
Los mediodías en la ciudad son medio-caos-realidad-querida-por-los-dioses-que-nos-odian...
Largá el vino che! basta de buscar la botella!
Me pinta raro el tipo este, con su botella y mano ensangrentada. La ciudad es lo menos, por eso abundan los bebedores, algunos de ellos escriben y enferman.
Interesante situación.
Me imagino que muchos creerán que vivís en el centro y que sos alcohólico.,
jlg
maestro dese una vuelta por aqui: http://brevesnotanbreves.blogspot.com/2011/01/marzo-postnuclear-jose-garcia-gonzalez.html?utm_source=feedburner&utm_medium=feed&utm_campaign=Feed%3A+BrevesNoTanBreves+%28Breves+no+tan+breves%29
espero que le guste...un abrazo...
jaja adhiero al comentario de Jose Luis. Excelente relato!
Torcuato: No. Salió a la calle y recibió una bala perdida…
Noelia: Habría que saber dónde cayó.
Titán: No creo que sean sólo los mediodías, creo más bien que es todo el tiempo.
Tres bufones: El vicio nunca se pierde, se olvida, si, pero siempre se vuelve.
Ro: Todos los que aceptamos vivir en una frenética ciudad, lejos de los ritmos naturales, estamos un poco enfermos. Todos, sin excepción.
Joe: Me parece que esa es la peor parte.
Titán: Gracias.
Hatshepsut: Gracias dobles.
Saludos a tod@s.
J.
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