—¡Acá lo que hace falta es otra guerra!
—exclamó, y para remarcar su postura golpeó con el puño cerrado sobre la mesa,
haciendo sonar las cucharas y la porcelana china.
Los que compartían su mesa lo
miraron en silencio, el silencio de la incomprensión, el silencio de la
indiferencia, aquella que a veces puede distinguirse en algunas miradas.
Aunque, es probable que lo miraran
porque su comentario no tenía nada que ver con el tema de conversación del
grupo en las últimas horas. Era eso o el hecho de que solamente hubiera hablado
antes para pedir su té de jazmín.
No miraba a nadie, solo al frente,
como queriendo sostenerle la mirada al porvenir, para mostrarse estoico frente
al mundo.
—Eso mismo —dijo para darle más
sentido a la frase anterior, si fuese posible.
No era tensión lo que flotaba sobre
la mesa, no era desconocimiento, sino fastidio. Fastidio ante lo que debían
soportar cada vez que lograban reunirse y ese sujeto, tan correcto en sus
formas y modales, acudía a las invitaciones.
Lo molesto eran esas frases que nada
parecían tener que ver con nada. Que paralizaban las palabras y las cucharas en
el aire los instantes suficientes para que lo escuchado cayera en el olvido.
Al instante siguiente, todo
regresaba a la normalidad. Era molesto, si, pero, sin embargo, nadie se atrevía
a dejar de invitarlo.
7 comentarios:
Hay invitaciones que se hacen por formulismo. Ultimamente me parece que la mitad (o más) de las cosas de la vida se hacen por formulismo, de manera automatizada. Se critica a espaldas.
Buen relato.
Un abrazo
que bien retratan tus palabras ese momento, rápido, pequeño, pero cargado de profundo contenido
saludos!
Jaja, buen relato. Y qué personaje tan interesante.
Noelia: Las críticas hechas a espaldas son el gran problema de la sociabilidad del hoy. Nadie se atreve a decir las cosas cara a cara, o cuando las hace las matiza aclarando que se trata de una broma. Y esto, claro, no sirve de mucho.
Serafín: Muchas gracias Serafín. Creo que los momentos más intensos también pueden ser los más pequeños.
Hombre de Neanderthal: Gracias. Este tipo de personajes, con la edad, se van haciendo más comunes en las reuniones ‘’sociales’’.
Gracias a tod@s.
Saludos,
J.
Hace tiempo ya, en noches de intenso cerveceo, escuché a más de un personaje de éste tipo decir cosas por el estilo.
Era, a su modo, insustituíble.
Saludos.
Esos vehementes impulsos serían las grietas por las que afloraba su personalidad, a través de una máscara labrada por el tiempo.
Un abrazo, José A.
Omar: En Argentina también suelen escucharse tonterías como estas. Más sabiendo cómo acabó la última guerra en la que por deliríos de la casta militar, nos vimos envueltos...
Torcuato: Es cierto. ¿Habrá muchos más personajes como éste perdidos por ahi?
Saludos
J.
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